Más de 30 años después, en 1966, Yves Saint Laurent adaptó el smoking, traje masculino por excelencia, a las sugestivas curvas de sus adineradas clientas, generando un nuevo escándalo.
En los 20, Coco Chanel perfiló la emancipación total de la mujer con diseños que cambiaron su figura y su forma de vivir, al brindarle la posibilidad de practicar deportes y de moverse por el mundo envuelta en materiales elásticos, tejidos de punto y vestidos cortos y sueltos.
Con la misma facilidad le dieron la bienvenida a la minifalda, que popularizó la inglesa Mary Quant en los años 60. “ Ella no inventó la minifalda, fue André Courréges, pero Quant la popularizó”, asegura Julián Posada. Pese a esta pequeña disputa, ninguna otra prenda representa tanto el estilo de una década como la mini de los 60.
La fiebre por los “blue jeans” le valió al fabricante Levi Strauss el premio Coty Award que entrega la industria de la moda en Estados Unidos, pues sus pantalones azules, desgastados y ceñidos al cuerpo estaban en todos los rincones.
Y para que no se diga que la moda es cuestión de mujeres, un dato curioso. Una de las más recientes muestras de apertura mental masculina, frente al tema, tuvo que ver con las faldas, presentadas en el verano de 1999 y que, contrario a lo que podía esperarse, tuvieron gran acogida entre los señores.


